Fin de la Primera Guerra Mundial (Tratado Versalles)

El 28 de junio de 1919 en el Salón de los Espejos del Palacio de Versalles fue firmado el Tratado del mismo nombre, que puso fin a la Primera Guerra Mundial. El acuerdo coronaba un proceso de paz, iniciado seis meses antes, con la firma del armisticio que en noviembre de 1918 acordó el cese de las hostilidades. 

La guerra había comenzado tras el asesinato en Sarajevo del archiduque Francisco Fernando, heredero del trono austrohúngaro, ocurrido el 28 de junio de 1914. Pronto el Imperio Austrohúngaro declararía la guerra a Serbia, y Rusia intervendría a favor de esta última. La guerra no tardará en propagarse para enfrentar a los imperios centrales -Alemania, Austro-Hungría y Turquía (más tarde se sumaría Bulgaria)- con la llamada Triple Entente, integrada por Gran Bretaña, Francia y Rusia (luego se sumarían Japón, en 1914, Italia, en 1915, y Estados Unidos, en 1917).



Los imperios centrales perdieron la guerra. El Tratado de Versalles implicó para Alemania no sólo su desmembramiento territorial y la aceptación de una deuda de guerra de 33 mil millones de dólares, sino un desarme casi total del ejército y la flota. Por su parte, Austria se vio obligada a reconocer la independencia de Polonia, Checoslovaquia, Yugoslavia y Hungría, y a ver reducido su territorio a un pequeño país del centro de Europa. Las nuevas fronteras delimitadas en el tratado dejaron desconforme a la mayoría de los países, y constituirán el germen de una nueva guerra mundial.

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